lunes, 8 de agosto de 2016

Planificación de la acción psicopedagógica

MODELOS DE PLANIFICACIÓN EN LA ACCIÓN PSICOPEDAGÓGICA

El modelo de programas considera a la orientación como parte de un proceso más amplio, con una actuación que se concreta en la planificación y diseño de programas comprensivos de orientación, en el ámbito escolar (para el centro y en el centro educativo) y en los demás ámbitos igual. Así, para responder a los principios y funciones que anteriormente hemos descrito debemos de promover actuaciones sistemáticas y planificadas que tengan por objeto los contextos y los grupos. Son diferentes los modelos de planificación que hacen referencia a los programas comprensivos de orientación.

Modelo de planificación de Lombana (1979).

 A pesar de que se centra en el modelo consultivo, el esquema de planificación de este modelo puede ser válido para los programas de orientación concebidos desde el modelo de programas. El modelo se divide en cuatro grandes fases:
1ª Fase: Evaluación de Necesidades Consiste en determinar las necesidades, carencias o deseos de un centro educativo, es decir, de una institución u organización. Una vez obtenida esta información, se planifican y diseñan los programas comprensivos que hagan referencia a la satisfacción de dichas necesidades; el orientador, en este caso, deberá priorizar las necesidades a que atender en función de sus recursos materiales y humanos disponibles.
2ªFase: Programación El orientador (consultor) planifica y diseña el programa de orientación o el programa de consulta comprensivo, mediante dos procesos, fundamentalmente: a) Diseño y desarrollo de objetivos y procedimientos de evaluación; y b) Selección de estrategias o actividades para satisfacer dichos objetivos.
En esta fase deben participar y colaborar todos los implicados en el programa, potenciando el trabajo en equipo.
3ª Fase: Implementación Una vez que los objetivos y estrategias han sido seleccionados, debe ponerse en marcha el programa, para lo que debe existir una intercomunicación con todos los miembros implicados. En esta fase es tan importante el antes como el durante y el después, y debemos de obtener información de todos «esos momentos» para poder proceder a la evaluación del proceso del programa, y comprobar así si satisface o no las necesidades perseguidas y si los objetivos y actividades propuestos son acordes con aquellas.
 4ª Fase: Toma de Decisiones Deben tomarse decisiones respecto al programa, determinar si el programa es o no válido para el fin al que se destinó, y todo ello deberá realizarse mediante un informe de evaluación.


Modelo sistémico de J. Kaufman (1977).

Para Kaufman (1977: 41) el enfoque sistémico supone "un proceso mediante el que se identifican necesidades, se seleccionan problemas, se determinan los requisitos para la solución de problemas, se escogen soluciones entre alternativas, se obtienen y aplican métodos y medios, se evalúan los resultados, y se efectúan las revisiones que requieran todo o parte del sistema (...) Es un tipo de proceso lógico de solución de problemas que se aplica para identificar y resolver problemas educativos".
Etapa I Evaluación de las necesidades
Etapa II Análisis de las estrategias, requisitos, medios, agentes y formas de actuación posibles.
Etapa III Selección de las estrategias de solición
Etapa IV Ejecución del programa
Etapa V Control de la ejecución del proceso en relación con los requisitos programados
Etapa VI Evaluación del Programa

Modelo de Rodríguez Espinar y otros (1993).
Para estos autores el diseño y planificación de un programa de orientación debe considerar todo el conjunto ordenado de pasos o fases para ejecutar la acción orientadora. Distinguen cuatro fases:
 1ª Fase: Valoración de necesidades de orientación, y delimitación de metas generales derivadas de las mismas. En esta fase se incluyen los componentes estructurales (en terminología de Gysbers y Henderson, 1988) que hacen referencia a la definición del programa y a su fundamentación y justificación teórica, fundamentación ésta necesaria para dar sentido a la intervención, teniendo en cuenta siempre las limitaciones de nuestra práctica orientadora.
 2ª Fase: Planificación y diseño de los componentes del programa o de la intervención. Una vez determinadas las metas y objetivos en términos de competencias a adquirir por los destinatarios (dimensión instructiva) pasamos a esta fase, que consiste en planificar y diseñar las estrategias y actividades necesarias para su logro. A este fin debemos planificar también los recursos materiales y humanos, y situarlos en sus coordenadas espacio-temporales, esto es, en qué tiempo y lugar los vamos a realizar. Desde esta fase se trataría de dar respuesta a toda una serie de cuestiones fundamentales: ¿sobre qué vamos a planificar nuestra intervención?, ¿a quién va destinada?, ¿cómo la vamos a llevar a cabo?, ¿con qué y con quién?, ¿cuándo lo vamos a hacer? y ¿cuánto cuesta?... En definitiva, en esta fase tendrán cabida (en la terminología de Gysbers y Henderson, 1988) los componentes del desarrollo, que hacen referencia al currículum de la orientación, al seguimiento individual, a los responsables de apoyo y a los recursos de soporte.
3ª Fase: Ejecución del programa o intervención propuestos. Consiste en la puesta en marcha del programa en la práctica, bajo el adecuado control o supervisión de su ejecución; es decir, mediante un proceso de retroalimentación permanente (feedback), efectuamos las variaciones, modificaciones y ajustes necesarios en función de los diversos factores que están afectando al desarrollo del programa.
4ª Fase: Evaluación del programa desde la vertiente formativa y sumativa. En este último paso no sólo hay que evaluar el producto final del programa, sino que también hay que hacerlo sobre todo el proceso, pues sólo de la evaluación de ambos aspectos podemos obtener una visión clara de la funcionalidad, eficiencia y eficacia del producto. Este modelo de planificación se inspira en los planteamientos del modelo comprensivo de Gysbers.

Modelo de planificación de Rodríguez Moreno (1988, 1995).

Otro modelo de planificación de los "servicios de orientación" (en palabras de su autora) que encaja perfectamente dentro del enfoque sistémico es el que, con carácter previo a la creación de los servicios de orientación en un centro o contexto, aconseja desarrollar un exhaustivo estudio de su estructura, dinámica y organización.

Fase I Evaluar y estimar: Las características del medio y del contexto Las características que habrán de ser intervenidas Estudio previo y anterior a cualquier planificación
Fase II Identificar: Necesidades de los alumnos Objetivos del centro e ideario pedagógico Necesidades de la comunidad Planificación propiamente dicha
Fase III Diseñar: Los diferentes objetivos del programa de orientación (1,2, 3...)
Fase IV Identificar: Con qué recursos, plantillas, profesionales y presupuesto se cuenta
Fase V Planificar, conseguir y recopilar: Recursos, procedimientos y metodología para implementar el programa
Fase VI Tratar de evaluar el programa: Metodologías menos sofisticadas o más complejas
Fase VII Planificar: Programas futuros renovados; optimización del programa iniciado.

Referencias

Martínez Clares, P. (2002). La Orientación Psicopedagógica: Modelos y estrategias de intervención. Madrid: EOS.

Bisquerra, R. (Coord.) (1998). Modelos de orientación e intervención psicopedagógica. Barcelona: Praxis.

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